Efesios 1:3-14 “Según nos escogió en él antes de la fundación de este mundo para que fuésemos santos y sin mancha delante de él… según el puro afecto de su voluntad… para alabanza de su gloria por el puro afecto de su voluntad… para alabanza de la gloria de su gracia… el cual se había propuesto en sí mismo… predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad… en el también habiendo oído… fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa que son las arras de nuestra herencia hasta la posesión adquirida”.
Casi al finalizar esta serie solo queda preguntarse ¿Cuál es tu seguridad? EL apóstol Pablo dijo: ¿Si Dios es por nosotros quién contra nosotros? La seguridad que él tenía sorprendía a cualquiera. Pero esta seguridad estaba ligada a la convicción que Dios había puesto en su vida al entender el evangelio de Cristo y la obra redentora que lo había llamado con llamamiento santo y que se sustentaba en el propósito eterno de Dios. Pablo sabía de dónde venía, para que estaba y para donde iba. Esta claridad y convicción lo transformó en una persona inamovible; esto no significa que no fallara, significa que tenía la claridad de donde llegaría. Esta convicción estaba sustentada en la ayuda constante del Espíritu Santo quien es nuestra garantía de vida hasta la vendida de nuestro Señor Jesucristo. Si no hay convicción de nuestro llamamiento caminamos inestables e inseguros ¿Cuál será tu seguridad? Reflexión. Romanos 8:28-39; Jn.6:39-40.
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