La Buena Tierra que Habrán de Poseer por Nelson Castro Alarcón

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Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.” (Deuteronomio 8:2-4 RV 1960)

Una de las palabras que más ha marcado mi vida este último tiempo es la que acabamos de leer. En ella podemos ver al pueblo de Israel caminando por un desierto hacia la tierra prometida. Tierra que Jehová les había de entregar, una tierra buena en gran manera donde según los espías que habían entrado a observar aquella región fluía leche y miel, como lo declara la escritura: “Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.” (Números 13:26-27 RV 1960).

En este preciso momento llega por fin el instante para el pueblo de Israel de entrar y poseer lo que Jehová les había prometido. Moisés el gran líder y libertador del Pueblo de Israel se detiene un momento y comienza un resumen del trayecto por el desierto. Es en este segundo donde Moisés le explica al Pueblo de Dios el motivo de su paso por el desierto. Y lo comienza de la siguiente forma:

Y te acordarás: Con esta palabra Moisés hace énfasis en que el pueblo debe recordar la fidelidad de Dios. El propósito de la experiencia del desierto era para disciplinarlos; ellos no debían olvidar lo que se les había enseñado.

En medio de esto Moisés nombra cuatro puntos, por los cuales Dios había permitido que el Pueblo de Israel vagara por el desierto. Los cuales son los siguientes:

1.- PARA AFLIGIRTE: Esta aflicción no es un castigo de parte de Dios, sino que tiene un valor educativo (Hebreos 12.5-11). La imposibilidad de saciar el hambre por sus propios medios (v. 3) debía enseñarle a Israel que su existencia dependía totalmente de Dios (Sal 119.71). La Biblia de las Américas lo explica de la siguiente forma “te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte” y uno de los principales propósitos de Dios para el pueblo de Israel era el de enseñarles humildad y que descubrieran la absoluta dependencia que debían tener de Él. “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.” (Salmos 119:71 RV 1960)

2.- PARA PROBARTE: La fidelidad a Jehová no demuestra que es auténtica hasta que no se pasa por la prueba de la adversidad (Job 1.9-11; 2.4). Por esto el pueblo de Israel fue probado para saber si eran capaces de poseer la tierra que Jehová les habría de dar y también fueran capaces de entender que Dios siempre estaría con ellos.

3.- SABER LO QUE HABIA EN TU CORAZON: El corazón, Alude a la actitud del pueblo hacia Dios y sus mandamientos. Para conocer lo que había en su corazón había de someterlo a prueba. Y solo así ellos entenderían la bendición de parte de Dios.

4.- SI HABIAS O NO GUARDAR SUS MANDAMIENTOS: Lo mas importante para Dios era saber si el Pueblo de Israel iba a ser capaz de guardar sus mandamientos, si seria capaz de respetar la Palabra de Dios, el tesoro mas importante que Dios entrego a su Pueblo para que ellos lo administraran (Romanos 3:2).

También es bueno hacer notar que a pesar de la desobediencia y el proceso de Dios con el Pueblo de Israel, Él siempre estuvo en cada paso que su pueblo dio en el desierto y lo podemos ver en lo siguiente:

Y te sustentó con maná: El maná, si bien no es una palabra que sale de la boca de Jehová, sí es el signo que demuestra el poder de Dios para realizar lo que El promete. Por eso en medio de ese desierto siempre hubo una provisión de Dios para su pueblo, nunca le falto el mana para alimentar a sus hijos.

Tú vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te hinchó estos cuarenta años: los términos claros y precisos que emplea Moisés aquí indican una intervención especial y milagrosa de su amante protector en conservar su ropa en medio del desgaste de su vida nómada en el desierto.

Conclusión

Para concluir... el período de Israel en el desierto sólo se ha visto como un castigo por no haber entrado a la tierra prometida cuando Dios lo ordenó (Deu. 1:35, 46). En esta historia se presenta desde otro ángulo; es decir, como una oportunidad para desarrollar la fe. Con el tiempo Jeremías recordaría el período en el desierto como uno de devoción a Dios (Jer. 2:2; Ose. 2:14).

Siempre hay momentos en nuestras vidas donde tenemos que pasar por desiertos espirituales o más bien períodos de prueba de parte de Dios para nosotros. La historia que acabamos de leer y en la cual reflexionamos en este día indica cuál es el verdadero significado de las marchas por el desierto, entendiendo que el desierto es el lugar de prueba de Dios. Es por esto que siempre que Dios quiere entregar algo a nuestras vidas debe probar ciertos aspectos en nosotros para demostrar si somos capaces o no de alcanzar lo que él nos ha prometido. Ante esto es necesario e importante para Dios llevarnos al desierto para allí hablar a nuestro corazón (Oseas 2:14) y en ese lugar enseñarnos lo necesario para lograr el propósito de Dios en nuestras vidas.

Por eso así como el pueblo de Israel fue afligido por Dios en el desierto (donde Él les enseño humildad), así también, nosotros debemos reconocer nuestra dependencia total y absoluta de Dios en cada proceso que vivamos. En segundo lugar Dios nos prueba pero con el objetivo de poder capacitarnos y así hacernos mas fuertes para responder ante el propósito de Dios en nosotros. Por otro lado la prueba le permite a Dios saber lo que realmente hay en nuestro corazón si nuestro corazón esta centrado en Él y todo esto con un único fin el de saber verdaderamente si somos capaces o no de guardar su Palabra, que es lo mas importante que Dios nos ha confiado. Si podemos respetar cada una de las palabras que Dios nos ha entregado, somos capaces de cumplir su propósito en nuestra vidas.

Por ultimo al igual como Dios se preocupo del Pueblo de Israel sustentándolos con mana y vestuario, así Dios en nuestros procesos se preocupa a cada instante de nosotros. Él nunca nos abandona, sino que siempre esta a nuestro lado, aunque aparentemente Él no estuviera en estos momentos, Jesús se preocupa a cada instante de nuestras vidas. Su sustento permanece y nunca nos ha de faltar, porque Dios es quien provee para nuestras vidas, su buena palabra y el sustento necesario para pasar cada proceso.

Por todo esto tenemos que comprender que cada vez que somos capaces de pasar una prueba, Dios nos entrega la bendición con la cual estaba ligada esa prueba, pero debemos entender que es solo su mano y su provisión la que esta siempre en medio de la aflicción, la prueba y es el quien descubre lo que hay en nuestro corazón, si somos o no somos capaces de guardar su palabra, para cumplir su propósito en nosotros. En resumen Dios no nos puede entregar una bendición si antes no pasamos por una prueba, que demuestra que somos dignos de alcanzar aquella bendición.

“Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!”

(Salmos 138:8 BLS)

ESCRITO POR NELSON CASTRO ALARCÓN

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