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viernes, 6 de abril de 2012

Un Grito de Angustia por Nelson Castro

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En medio de este mundo de desesperación, preocupaciones y afanes diarios, es más que probable que se levanten tormentas que amenacen nuestra vida espiritual y debiliten nuestra relación con Dios. En aquellos momentos experimentamos un cumulo de sentimientos difíciles de afrontar, que en ocasiones nos producen desesperación y angustia. Muchas veces en estos momentos tendemos a pensar que Dios no está con nosotros, que nos ha abandonado y que al parecer no contamos con su ayuda. Pero déjeme decirle que la palabra de Dios dice totalmente lo contrario, si nosotros hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador (Juan 1:12) pasamos a ser hijos de Dios y tenemos sus promesas en nuestras manos. La Palabra de Dios dice: “si somos infieles, El permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo.” 2 Timoteo 2:13 (LBLA). Por esto no importa nuestra condición de decadencia espiritual, porque si acudimos a Dios en medio nuestros problemas y le pedimos perdón (1 Juan 1:9), él está ahí para nosotros que somos sus hijos.

Quiero que meditemos en el siguiente relato bíblico:

 "Todavía estaban navegando cuando se desató una tormenta tan fuerte que las olas entraban a la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Entonces sus discípulos fueron a despertarlo: ¡Señor, sálvanos! ¡Nos hundimos! Jesús les dijo: ¿Por qué están tan asustados? ¡Qué poco confían ustedes en Dios! Jesús se levantó y les ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y todo quedó muy tranquilo" Mateo 8:24-26 (BLS)

Jesús después de dar las bienaventuranzas en el monte, comienza a establecer el Reino de los Cielos predicando la Palabra de Dios. Este hecho marca el inicio del ministerio de Jesús y la Biblia declara que el Espíritu Santo le acompañaba con: señales, pródigos y milagros para respaldar su obra. De repente Jesús de ser un completo desconocido para su tiempo, se empieza a manifestar en un mundo lleno de maldad, por lo cual la multitud lo comienza a seguir desesperadamente porque de su boca salían Palabras de Vida Eterna (Juan 6:68) que eran capaces de transformar sus vidas. Era tanta la multitud que seguía a Jesús que el da la orden a sus discípulos de pasar a la otra orilla del mar de Galilea.

Como dato: El Mar de Galilea es un mar relativamente pequeño (21 km de largo por 11 de ancho y su profundidad llega a 48 m). De un momento a otro pueden presentarse tormentas repentinas que agitan las aguas, originando olas de hasta siete metros de altura.

Cuando la barca se encontraba en el mar se levanta una tormenta que comenzó a amenazar la embarcación. A pesar de que los discípulos habían sido testigos de muchos milagros, se llenaron de pánico en esta tormenta. Como navegantes experimentados, estaban conscientes del peligro existente; lo que no sabían era que Cristo podía dominar las fuerzas de la naturaleza y si él estaba con ellos nada malo podía ocurrirles. Esto llevo a los discípulos a desmayar en su fe y confianza en Jesús. La versión RV1960 menciona que los discípulos tuvieron “poca fe”, oligopistos  Strong #3640: De oligos, «pequeño», y pistis, «fe», lo cual denota una fe que carece de confianza o que confía demasiado poco.

En medio de esa pobreza Espiritual los discípulos despertaron desesperadamente al Maestro y a pesar de su poca fe Jesús los socorrió, ordenando a los viento y al mar que se calmaran. La naturaleza reconoció la voz de su creador y se produjo grande bonanza quedando todo muy tranquilo.

Lo que me hace reflexionar este relato es que Jesús se encontraba con sus discípulos, ellos desconfiaron de El a pesar de que Jesús se encontraba en la barca con ellos, no se daban cuenta que Dios estaba con ellos y por eso nada les pasaría, pero a pesar de esto Jesús calmo la tempestad, dejo todo tranquilo e hizo grande bonanza. Al igual que con los discípulos Dios está en todas las situaciones de nuestra vida, debemos confiar en El, Dios tiene el poder para dejar todo tranquilo porque el esta con nosotros, solo tenemos que llamarlo y el viene a nuestro rescate, cuando nosotros no podemos. Como los discípulos tenían a Jesús en su barca, nosotros sus hijos lo tenemos en nuestros corazones, morando a Dios en nuestras vidas porque somos Templo del Espíritu Santo (1ra Corintios 6:19).

Por ultimo debemos saber que en los momentos de tormentas y problemas Jesús nunca se duerme, podemos sentir que hay siempre una dimensión de nuestras vidas en la que sentimos que Dios no puede obrar o no ha de obrar. Cuando comprendemos bien quién es El, entendemos que El calma lo mismo las tormentas de la naturaleza que las tormentas del corazón atribulado. El poder de Jesús que calmó esta tormenta puede también calmar las tormentas que braman en nuestras vidas. Él está dispuesto a ayudarnos si se lo pedimos. Puede parecer que está quieto sin hacer nada pero él siempre está ahí, esperando que podamos acudir a él y sacar ese grito de angustia de nuestro interior para acudir a nosotros y suplir nuestra falta de confianza en medio de las pruebas.

“Ten paz y confianza en Jesús, solo el puede solucionar todos tus problemas.”

“Este pobre gritó, y el Señor lo oyó y lo libró de todas sus angustias.”

Salmos 34:6 (DHH)
  
ESCRITO POR NELSON CASTRO ALARCÓN

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