"Entonces Jesús les respondió: Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio." Lucas 7:22
"Y oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?" "Aquí estoy; envíame a mí," le respondí." Isaías 6:8

¿Qué nos impide hacerlo si andamos en el Espíritu que nos ha dado el poder para romper las barreras de las tinieblas? ¡Es nuestra voluntad!, “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor y de dominio propio” (1Ti 1:7).
Hermanos y hermanas en Cristo, muchas veces al hacer un recuento de nuestra vida cristiana, exclamamos: ¡si yo lo hubiera sabido antes, si hubiera conocido a Cristo hace años, de cuántos errores me hubiera librado! Piensa que hay a tu alrededor una gran multitud que sueña con la esperanza, con ser amada con una nueva dimensión. Decídete a hablarle de Cristo a esa persona, amigo, pariente o compañero de trabajo que tienes en mente, por la que estás orando para que venga a los pies de Cristo. Tenemos todo a nuestro favor para pelear y ganar la buena batalla de la fe. Dile al Señor: “¡Envíame a mí”!. ¡Dios te bendiga!
Autor: Faustino de Jesús Zamora Vargas
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